SE LLAMABA JUAN, SIMPLEMENTE JUAN
El hechizo
de la
pintura
de Lucía
Ilustración Lucía Grossi
Titulo de la obra: Ushuaia
Titulo de la obra: Ushuaia
Técnica: Acrílico
Medidas: 0.20m x 0.40m
Medidas: 0.20m x 0.40m
I
Lucía conoce a Tinita desde
siempre y en los momentos de mayor debilidad supo contagiarle su fortaleza.
Hace pocos días le ha regalado una de sus pinturas.
-Es un paisaje de
Ushuaia-le dice sonriendo- y lo
pinté para tu cumpleaños-agrega.
-¡Gracias! –dijo Tinita con
un abrazo enorme mientras los ojos de
Lucía se tornaban más brillantes que de costumbre por la emoción.
-En casa lo ubicaré donde pueda disfrutarlo a menudo-prometió.El
hecho es que ya está colgado y a Tinita le agrada sobremanera desplazar la
mirada por él mientras intenta combinar las lanas de colores en el bastidor
para hacer otro chal o, sencillamente, al tomar
el té. Así permanece, en absoluto silencio, durante largas horas.
El hecho es que en la quietud
de algún atardecer, ya ni lo recuerda ni le interesa precisarlo, en el ángulo
inferior derecho observó los redondeados rasgos caligráficos de la firma de Lucía. Y allí… oculta entre las ondulaciones de la letra L, Tinita pudo descubrir una
llavecita que le ha permitido ingresar, subrepticiamente, a los más recónditos
lugares del paisaje otoñal.
Y, a partir de entonces,durante las interminables siestas de su aldea, Tinita
comenzó a aprenderde los diálogos secretos entre el lago azulino y el cielo y
también, de los susurros de
las hojas doradas de los árboles al
caer, balanceándose, ante la prisa del viento.
De hecho,en cuanto se avecina
un lapso de tiempo libre, Tinita se ha habituado, con la más absoluta
naturalidad, a desprender la llave y girar el cerrojo secreto para,
literalmente, sumergirse en los colores
y matices de la pintura.
A veces penetra con extrema ansiedad tan solo para recostarse en la
hierba ocre, al pie de alguno de los árboles de troncos rugosos, largos e
interminables. Allí, Tinita ha podido descifrar, más de una vez, los gemidos y sollozos de los bosques por un
planeta desgarrado y también los
mensajes esperanzadores por el milagro decada hombre que nace.
En otros momentos ha preferido insertar la llave en el cerrojo tan
solo para hacer largas caminatas por los
senderos de las montañas.
Sobrecogida por la grandeza de la creación, Tinita ha llegado hasta
las elevaciones donde danzan la gama de los
marrones,los tostados,los siena y los colores terrosos. Al pie de las
montañas más lejanas, exhausta y casi sin aliento, se ha detenido para dejarse
seducir por sus picos nevados. Cierto día,al
transitar por un nuevo sendero, la impresionó un ruido ensordecedor.
Cautelosa, Tinita intentó ocultarse. Fue entonces cuando pudo observar el humo que se elevaba desde
una de las montañas. Atemorizada ,intentó mantener la calma pero fue imposible pues,ante sus
ojos,el día se había transformado en tenebrosa noche.
-¿Quién invade mis territorios? Preguntó una voz áspera y grave
semejante a la del trueno mientras siniestras
sombras se le abalanzaban -¿Cómo te atreves a adentrarte por estos senderos?
¿Qué buscas?-vociferó nuevamente la voz.
Tinita temblando ya no pudo diferenciar si era una voz o un
bramido.Las tinieblas la envolvieron y ella sintió que se paralizaba, que caía de bruces y
que daba con el rostro en tierra.
-Yo…Yo…titubeó sin comprender cómo debía presentarse. Se sentía en falta. Sin embargo, nunca supo por qué
contestótartamudeando:
-B…bus…busco… Busco conocimiento.
-¿Cómo te atreves? ¡Mírame!- le dijo la voz.
Lentamente se puso de pie y, para su asombro, en medio de un
resplandor escarlata vio frente a ella una ancianade cabellos blancos, ojos
extraviados y fosforescentes que se erguía y se transformaba, sucesivamente, en
muchas mujeres de múltiples aspectos y diferentes edades.
-No te encolerices … La…lamento haberla importunado… respondió
Tinita en un intento de disminuír la ira de la anciana.
-Soy el espíritu de la montaña- le respondió la voz entre aullidos .
¿Es que acaso quieres vivir en tinieblas? ¡Retírate.Tu lugar no está aquí!
Hubo un prolongado silencio.Tinita temió caer en el abismo.Por fin el
espíritu pareció apacigurse,entonces preguntó:
-¿Qué conocimientos buscas ? ¡Dímelo pronto o te convertiré en una
sombra y vagarás por estas tierras
durante el resto de tu vida! ¡No puedo perder mi tiempo!- Agregó la
anciana imperativa entre vientos huracanados.Cuando el viento cesó la furia de
la anciana fue cediendo hasta que finalmente agregó:-Solo puedo concederte uno.
-Quisiera conocer las hierbas y las flores que sanan, que dan vida,
que pueden transmitir bienestar a los
que sufren, dijo Tinita señalando a su alrededor.
-¡Que el conocimiento que pides te sea concedido siempre que lo
utilices para el bien! -ordenó la mujer
haciendo dibujos con una rama en el aire como si fueran palabras
escritas en unacarta invisible en la inmensidad del cielo.
Luego señaló la ruana de Tinita
y con voz poderosa volvió a ordenar:-¡Extiéndela!
A partir de entonces la fue guiando por senderos zigzagueantes y con
voz cada vez más dulce comenzó a
transmitirle conocimientos mientras llenaba la ruana de un sinnúmero de hierbas
y flores.
-¡Que en ningún hogar falte el romero para la alegría! dijo la mujer
con autoridad. Luego pidió permiso a la
planta para cortarle una ramita, instó a
Tinita a oler su fragancia y la colocó
suavemente en su ruana.
-¡Incienso, dijo-para que el espíritu de los hombres se eleve hacia Dios! – agregó y señaló una plantita de hojas carnosas y disciplinadas
con el dedo índice. Repitió el ritual, pidió permiso, cortó unos gajos, los
puso ante la nariz de Tinita invitándola a que aspirase profundamente su aroma y, nuevamente, los colocó en su
ruana.
-¡Laurel, para que acompañe al hombre en sus triunfos!-agregó
indicando un hermoso árbol de hojas lustrosas color verde oscuro.
En el rosado liláceo del cielo comenzó a dibujarse ,tímidamente,la
luna anunciando a Tinita que pronto anochecería.
Con otro gesto la mujer le sugirió detener la marcha. Se sentaron una
frente a la otra.
Amedrentada como estaba, Tinita advirtióque, prácticamente, no se
había atrevido a levantar la mirada durante todo el aprendizaje.
Sin embargo, casi en la eternidad de un instante, le fue permitido
observarla y entonces vio los ojos
inmensos y pardos de quien, convertida en una joven y bella mujer, con voz
suave y cadenciosa la iniciaba en el poder de las hierbas, las flores y sus acciones medicinales para aclarar el
pensamiento, serenar el alma y vigorizar la energía de los hombres dolientes.
El tenue destello de las primeras estrellas reconfirmó la proximidad
de la noche. La fragancia de los azahares acompañaba el rumor de la voz. Con su
corazón lleno de gratitud, Tinita quiso
agradecer el viaje iniciático pero volvió a sorprenderse cuando la vio
alejarse, sonriente, y desaparecer en la bruma que cercaba el corazón de las
altas montañas.
Nunca supo cuánto tiempo había transcurrido.
II
Tinita traspuso portales de muchas primaveras y otros tantos otoños.
Su vida atravesó la calma y la turbulencia de los mares. Supo festejar los nacimientos, llorar las pérdidas y volver
a empezar después de zozobrar en muchos
naufragios.
Pero esta vez, el anhelo de
hallar el sentido de su existencia, fue el aguijón que supo despertar
en ella el deseo de volver a
transitar por los senderos de la pintura de Lucía.
-Es posible que el canto de los pájaros,la brisa que mece la fronda
dorada de la arboleda y la paz del lugar me ayuden a meditar -pensó Tinita-y como en
los viejos tiempos, buscó la llave secreta.
Feliz por el reencuentro con un lugar tan querido se sentó a orillas
del lago cuya superficie reflejaba los picos cubiertos cor una espesa capa de hielo.
Distraída, comenzó a tirar guijarros en sus aguas cristalinas. Las ondas circulares que
se generaban y expandían terminaron por absorber todos sus pensamientos. En uno
de esos juegos estaba cuando un enorme salmón rosado con tres cabezas emergió de
las aguas de un salto.
-¿Quién eres? ¿Por qué interrumpes mi descanso?- Dijo el salmón furioso.-¿Es que acaso deseas ser arrojada a
los pantanos?-agregó frenético. Y como tenía tres bocas su voz se triplicaba .
Tinita entrecerró los ojos.Balbuceó
buscando las palabras adecuadas pero no pudo hallarlas.Y ensordecida
por un clamor desconocido que se iba
elevando desde las entrañas del lago vio
surgir cientos de peces de todos colores que rodearon al enardecido salmón.
-Yo…yo…-respondió Tinita mientras le temblaban las rodillas atemorizada.Cayó
de rodillasy allí permaneció paralizada por el terror.En ese instante, bajo el
influjo de un extraño sortilegio, el enorme pez fue transformando sus
brillantes escamas en una húmeda túnica traslúcida.Una capucha le protegía la
cabeza que ya era solo una.
-¿Qué buscas?- Dijo –Y su voz sonaba increíblemente amable.
-Desearía mitigar mi pena y la pena del corazón de los hombres
transformándola en esperanza-contestó Tinita
bajando la mirada.
-Sólo puedo darte un
instrumento que te acompañe en la
oración, te alivie y alivie el corazón
de aquellos que estén contigo-le respondió.
Y, la extraña criatura,casi etérea,se diluyó en el espacio para
transformarse en una bella joven concabellos tan largos que le llegaban hasta la cintura.
Luego tomó una caracola que
yacía en las orillas del lago, la llenó de agua cristalina y dejándola caer
sobre la cabeza de la joven Tinita dijo:
-Tendrás la música y la
poesía hecha canción.
Después, rodeada por un extraño resplandor , salió de las aguas y,
casi en puntas de pie, se acercó a la arboleda para extraer del corazón de uno
de los troncos una guitarra que puso en los brazos de Tinita.
De ese modo y allí, en medio de las arboledas doradas, bañada por los tibios rayos del sol otoñal, le
fueron entregados a Tinita los secretosde las melodías para aprender a expresar
tristezas y alegrías a través del canto.
La mujer volvió a sumergirse para desaparecer en las aguas que reflejaban la inmensidad del
cielo purpurino.
En la orilla quedaron entrelazadas el alma de la buscadora y su
guitarra.
III
Esa tarde Tinita sintió que a través del canto se fundía con la
madre tierra, el agua, el fuego, la madera y el metal hecho canción.
Y cuando su canto comenzó a
elevarse , como por extraño sortilegio, las nubes se abrieron y una luz la
encegueció con vivísimo fulgor mientras de lo alto,entre coros celestiales, preguntaba una voz:
-¿Qué buscas?
-¡Al dueño de tanta belleza,a
Dios!-dijo Tinita sin dudar.
-Él está contigo, late en tu interior, cada día y a cada paso de tu
existencia- le respondieron miles de voces al unísono.
-¡Pero no puedo verlo! ¡Necesito que me diga qué sendero elegir!
¿Cuál de mis acciones es la correcta? ¿Por qué pierdo el camino que me lleva a
Él y caigo a cada paso? ¿Por qué actúo
mal si amo el bien? replicó Tinita expresando
la causa de su tristeza.
-Porque eres frágil, falible y pequeña y Dios lo sabe y te ama tal
como eres desde el principio de todos los tiempos. Sólo falta que te reconozcas
como reflejo de su amor, dijeron las voces con absoluta dulzura mientras una tenue
llovizna dorada mojaba sus cabellos.
Pasaron los años y Tinita
confesó a Lucía los extraños acontecimientos de aquel entonces. Para cerrar su
relato Tinita dijo a Lucía:-¡Aún no sé qué extraño hechizo ha causado en mí tu
pintura!
Lucía sonrió pero sin decir nada que pudiera coartar el despliegue
de la imaginación de Tinita.
Desde aquel entonces,Tinita
aprendió a disfrutar la presencia de Dios en su interior y,como quien derrama elixires
secretos,intentó compartir el poder
benéfico de las hierbas sanadoras y transformar
la tristeza en copla. Abrazada a su guitarra
se acostumbró a cantar las
experiencias vividas así como lo hacen los pájaros con su trino.
Y en esos momentos en los que el paisaje le contagia su calma
Tinita ha pensando en comenzar a escribir pues ya no le quedan
dudas que las pinturas de Lucía y
sus escritos quedarán en la memoria de
algunos, más allá del tiempo.
Arrojar la llave en el fondo del lago no deja de ser ,para Tinita,apenas
una furtiva tentación.