Canto al amazonas del 8 al 11


Canto IX
“Templo de los Ecos”

Rugen los vientos salvajes
de una era dolorida.
¡Tinglado de tiempos idos
de una Amazonas sentida
corroída a daga y fuego!
¡Es el templo de los ecos!
¡Es lamento en carne viva!
¡Indios, Negros, Mestizaje!
¡En el pecho de la selva
las huellas aún sangrantes
delatan horror y flagelo!
¡En carrera enloquecida
el hombre asesina la vida!
Maria Cristina Avila



Canto X
“El andariego”

Se quedó sin rumbo
 y solo el andariego.
Sus pies apenas rozan
la hierba en enero.
Inconmensurables se abren
senderos eternos.

Agónica caminata
iniciada hace siglos
de un alma que a tientas
ambiciosa intenta
alcanzar mil horizontes.

Perdido en el monte
de aves insomnes
que advierten peligros.
Apurado el paso,
cerrado el oído,
ciego a lo evidente
el andariego amigo
no percibe el eco,
el susurro, el himno
de las hojas, de la tierra
de la flor hablando al río.

Envuelto en sol o niebla
verá su cuerpo inerte
sin saber cómo y por qué
la estocada de la muerte
arribó silenciosa
antes que su suerte.

Sin barreras de espacio y tiempo
quizá  pueda discernir
que siempre lo tuvo todo.
Que si desde su ambición de hombre
caminó  entre piedras, arena y lodo
fue para obtener, a su modo,
bienes que empobrecieron la esencia
que Dios le regaló con su nombre.

Maria Cristina Avila


Canto XI
“Cementerio indio”

El sol despacio se hundía
en horizonte lejano.
Y en la inmensidad del llano
cruzaban  nubes sombrías.
Un mensaje nos traían
tras el luto a descubierto.
Y ante el fatal desconcierto
se escucharon los lamentos:
“¡Soy sepulcro en extinción
de una raza que no ha muerto!”

Maria Cristina Avila