Canto al amazonas del 12 al 15


Canto XII
“Jardinero del Edén”

Jardinero del Edén
cuando el tiempo no era tiempo
sembraste en el mundo entero
semillas multicolores.
Así brotaron las flores
y las estrellas brillantes
engarzadas en diamantes.

Si de alegría lloraste
por la armonía creada
de cada lágrima derramada
nació la fuente, el lago y el río
para que con nuevos bríos
la belleza palpitante
del espacio deslumbrante
quedara aquí reflejada.

El esplendor rutilante
de cada estrella caída
traía en su melodía
la risa como cascada.
Con puñados de esmeraldas
que estremecieron la tierra
hiciste nacer la selva.

De topacios, rubíes, zafiros
salpicaste el manchón verde
para que la belleza embriagara
en cada hombre sus sentidos.

Sortilegios de tu magia
en el aire y en el fuego,
en el cielo y en la tierra,
en el vientre de una madre
hoy se empañan con la bruma.

¡Densa niebla opaca y fría
de corazones mezquinos!
¡Muere el pez, muere la flor!
¡Las estrellas no se ven!
¡Muere el niño y el anciano
en concierto de horror vano!
¡Corrupción, guerra y poder!
¡Lluvia negra estás llorando
Jardinero del Edén!
Maria Cristina Avila

Canto XIII 
“Canto desesperado”

¡Mira mis ojos anciano
y no digas qué estás viendo!
¡Sé que me estoy muriendo
de dolor por mis hermanos!

¡Lee mis palmas anciano
y recorre cada línea!
¡Tengo la selva escondida
y el horror en cada mano!

¡Mira mi cuerpo chamán!
¡Está seco como el árbol
que la tierra ya no nutre!

¡Son las raíces que sufren,
el espíritu, mi esencia
en canto desesperado!


Maria Cristina Avila

Canto XIV
“Nocturno”

Cantan las almas su canto
y danza la savia en el árbol.
Todos los brotes renacen
bajo el fulgor de la luna.
En la ribera la espuma
juguetea y se diluye
mientras los débiles huyen
de la fuerza del más bravo.
¿Quién es el rey?
¿Quién el  esclavo?
¿Dónde está el débil?
 ¿ Dónde el más fuerte?
Si en el acceso a la vida
surge implicada la muerte
¿Por qué a costa de esta suerte
renace el ser en la tierra?
Paradójico equilibrio
de la selva y su  esperanza.
Concavidad plata y peltre.
¡Danza la selva, danza!

Maria Cristina Avila
Canto XV
 “La facenda”

Piel de cordero. Boca de lobo.
Se ha extendido la facenda
que oculta como en trastienda
la explotación de la vida.
Hendiendo espaldas vencidas
silba el látigo homicida
en mano del que se vende
al más  poderoso en sus  tierras
Ignorando que la  entrega
 su corazón empobrece.

¡Ay del hombre que atesore
con la muerte entre sus manos!
¡Olvida que él es hermano
del amarillo, el indio y el negro!
¡Sin colores en el cielo
la vibración del lamento
se elevará en desconcierto
de esencias, de espíritus, de almas
que sin ligaduras del cuerpo,
sin el dolor del tormento
renacerán todas blancas!

Habrá desvelo  por aquellas
que lucraron del escarnio.
¡Serán negras…almas negras
en la trastienda…vagando!

Maria Cristina Avila